Las vidas de los ungidos preservadas en las manos de Dios

Tana Concepcion Grullon / Bajo ese tema fué la predicación del culto de caballeros, precisamente llevada a cabo por el Presidente de ese comité, el hermano Henry Mendoza.
Para ello uso dos citas bíblicas,  1 Samuel capítulo 19:1-3 y 1Reyes 1-3. En la primera cita vemos parte de la historia cuando el rey Saúl le dice a su hijo Jonatán que iba a matar a David, y éste último, el mejor amigo de David, la da la voz de alerta, y éste decide huir y esconderse en la cueva de Adulán, para preservar su vida.
En la segunda cita tenemos una hisgoria similar, ésta vez cuando Jezabel mandó el mensaje a Elías de que lo iba a matar. Éste también tuvo miedo y se escondió en una cueva.
Dos hombres de Dios, dos historias similares, en las que sienten miedo, como humanos que eran.
Pero a ambos los preservó el Señor, porque estaban en sus manos.
Luego, el hermano Henry dijo que en la iglesia se había metido un espíritu de incredulidad y celos. “El ejército más dividido y que más se matan entre sí, es la iglesia” decía el predicador.
“La visión del hombre y la mujer de Dios  no está en la iglesia, ni en la calle, sino en los aires. No podemos predicar tirando indirectas desde el altar  a nuestros hermanos,  para matarlos. Dios nos llamará a cuentas por ello. Saúl tambien había sido ungido de parte de Dios,  por eso David le respetó la vida. Él sabía que era portador de una palabra.
“Yo no sé si tú eres portador de una palabra de parte de Dios, pero si es así, se va cumplir en su tiempo, aunque muchos crean en esa promesa.
Cuando tú estás en problemas, a quién acudes?”
“Vé clama al Sumo Sacerdote, Jesús, con el incienso de tus oraciones. Nosotros somos llamados a unirnos, a orar, clamar los unos por los otros. Cuando eso pasa, la carne va  menguando y el espíritu va creciendo. Cuando damos lugar a que mengue nuestra oración, vienen el chisme, los celos, la contienda, etc.
Dios continúe bendiciendo a nuestro hermano Henry.