“Gracias Pastores Gomez, Gracias Señor”

Tana Concepcion Grullon / Hace pocos días cumplí 5 años de haberme enlistado al ejército de guerreros de la Iglesia “El Tabernáculo de Reunión” adonde llegué apaleada, con la moral en el piso, porque Dios me había mostrado que la iglesia a la que asistía estaba torciendo su camino hacia la G-12.
Poco faltó para me sacaran a palos de allá sólo por advertírles lo que Dios me mandaba decirles. Me pusieron en disciplina, me sacaron del grupo de adoración; se me obligó a entregar mi cargo de Vicepresidenta de damas, Secretaria de evangelismo, más yo sabía que estaba haciendo lo correcto, por lo cual no volví mi mirada atrás. Es que cuando el Señor te muestra algo, es difícil callar! Por eso Dios busca valientes que se pongan en la brecha por Él, por defender la sana doctrina, que no adulteren, acomoden o profanen su Palabra.
Los demás, unos estaban tan ciegos espiritualmente, y otros sabían que el Espíritu Santo, contrictado, se había marchado de la iglesia, más prefirieron callar, por no perder sus cargos o el favor del ángel de la iglesia, prefiriendo conservar el favor de los hombres antes que el de Dios, cuanfo en Jeremías 17:5 reza “Así ha dicho Jehová: Maldito el hombre que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”.
Fuí poniéndole señales a Dios, para que confirmara mi salida de allá, y el momento justo para hacerlo.
Recuerdo que me llevaron a una reunión de sorpresa, una reunión con un solo testigo y sin aviso, totalmente fuera del orden que establece el Señor.
Días antes, Dios me había mandado hacer ayuno y oración especial, porque algo grande iba a pasarme. Ese algo fue esa reunión ilegal bíblicamente hablando, la cuál fue sumamente fuerte. Se me acusó de cosas que no había hecho, me humillaron hasta lo sumo; pero cuando empecé a hablar, una presencia grandiosa inundó esa fría oficina, sucediendo algo sobrenatural: la persona que me estaba acusando, comenzó a hablar, gritando que no me soportaba, que estaba cansada de verme sonreir siempre, de que siempre abrazaba la gente, etc. Hasta ofreció renunciar a su cargo. Yo sólo decía: “gracias Señor, gracias Señor, por tu defensa”. Y es que esa persona solíta mostró su verdadero rostro. Qué bello es Dios! No nesecité gritar ni alterarme, porque el mejor Abogado (Jesús), tomó mi caso; me defendió, y de qué manera!
Y es que no era una persona la que estaba hablando; era el mismo diablo a través de ella!
Siempre he sido una persona estable en mis trabajos, etc.por lo cual fué duro dejar ese lugar, pero entendí que mi tiempo allí se había acabado, pues todas las señales que le puse al Señor para que me diera el Ok de irme se habían cumplido.
Pedí mi carta para llevar a la iglesia adonde Dios guiara mis pasos, más nunca se me dió.
Recuerdo que una hermana me dijo: “Si el no te la da, no te preocupes, que donde vayas Dios dará testimonio de tí.
Comencé a clamar a Dios encarecidamente que me llevara a una iglesia que cumpliers las 3 cosas que buscaba: 1) Estudio de ls Palabra, 2) Sana doctrina y 3) Que se le diera libertad al Espíritu Santo.
 No quería andar brincando de iglesia en iglesia, sino que el mismo Dios me guiara.
Entonces una amiga me habló del Tabernáculo de Reunión y allí encaminé mis pasos. Recuerdo que el 1er.día que subí esa escalera, el Pastor iba delante de mí, pero yo no sabía quien era él. Me  conmovió mucho ver ese señor llorando de rodillas ante la presencia de Dios.
Cuando iba bajando las escaleras, la profeta Abigaíl Fuentes se me acercó, me preguntó mi nombre y me dijo: “Aquí te quiere el Señor, porque mucho te han herido; Dios va dar testimonio de tí, y hará un cambio tan grande en tí, que todo el que te conoce quedará impactado al verte. Aveces ella y yo hemos recordado ese momento.
Luego, otro día el Pastor se acercó a mí a ministrarme y me dijo: “Vas a ser una persona a quien muchos buscarán para que le des consejos”.  En ese momento Dios me estaba confirmando que ahí me quería; mi espíritu lo reconoció.
Lo que Abigaíl profetizó se fué cumpliendo poco a poco: fuí cambiando mi forma de vestir, etc.
Recuerdo que un día, estando en ayuno, me estaba lavando las manos, y cuando me miré en el espejo Dios me habló diciéndome: “Mírate, pintándote el pelo de rubio; tú fuiste rubia, pero ahora ya no lo eres. Te quiero al natural, como yo te hice: sin pintura en tu pelo ni en tu cara”.
Otro día, el mismo Señor me dijo que dejara los pantalones; que vistiera como la mujer que Él creó. Recuerdo que al día siguiente de esto, tomé dos bolsas grandes de basura, una para botar los pantalones mas viejos, y otra para los que pensaba regalar, cuando Dios me habló de nuevo diciéndome: ” te dije que no usaras pantalones y los vas a regalar para que otros lo usen?.
“Wow, me dije, y así muchos piensan que Dios no habla”. Le pedí perdón y los boté por el ducto de la basura.
Llegué a la iglesia “El Tabernáculo de Reunión” con las manos vacías, sin carta, pero comandada por el Rey; sin decir los puestos que había desempeñado, ni quien era en Dios, pues lo considero vanagloria, sino que sea el mismo Señor que dé testimonio de mí. Pero un día, no recuerdo porqué, que yo era periodista y que en mi antigua iglesia escribía un periódico. El Pastor me dijo: “!Wow, usted es la periodista que hace 9 años llevo pidiéndole a Dios que me mandara!”
Llegué como oveja apaleada, herida, más poco a poco fuí siendo restaurada.
Doy gracias a Dios por haber guiado mis pasos a “El Tabernáculo de Reunión”.  !Gracias Pastores Gómez por acogerme amor, y sin darse cuenta haber poco a poco sanado las heridas con que llegué! Por creer en mí, en el ministerio periodístico que Dios puso en mis manos.
Hoy, a 5 años de haber llegado a ser parte de su iglesia, dot gracias día a día por ser parte de su rebaño, y militante del ejército de valientes de “El Tabernáculo de Reunión”.
Dios me ministró escribir esto, dando testimomio de lo que ustedes son, a Dios la Gloria, honra y pleitesía, por los siglos de los siglos, Amén y amén!